viernes, 15 de abril de 2016

MÁSCARAS

Abro los ojos. Lo primero que veo al despertar es el techo de mi habitación. Vuelvo a cerrar los ojos y recuerdo la fiesta de anoche. Hace mucho que no salia de fiesta. Cuando mis mejores amigas supieron del pecado que había cometido, según ellas. Yo estaba tan feliz con quedarme en casa leyendo un buen libro. Así que me puse un vestido negro escotado por la espalda y la falda me tapaba lo justo. Me maquille un poco y me rice mi pelo pelirrojo. Antes de que saliese de casa cogí mi bolso y mis tacones favoritos. 
Antes de que fuéramos de fiesta, fuimos a cenar y a tomar unas copas. En el momento en que llegamos a la discoteca estábamos muy contentas. Al entrar nos dieron unas mascaras que nos ocultaba los ojos. Todos lo levaban. Seguimos bebiendo y bailando. La verdad era que me estaba divirtiendo. Me separe de mis amigas para ir al lavabo a retocarme un poco. Cuando salí del baño, donde parecíamos todas sardinas enlatadas, comencé a andar hacia la pista de baile, pero antes de llegar unos me empujaron y de milagro no me comí el suelo. La verdad es que no perdí un par de dientes porque unos fuertes brazos me cogieron. Cuando recupere el equilibrio, le agradecí por cogerme. Al reunirme con todas mis amigas, todas me hicieron un tercer grado de lo que había pasado pero yo no dije nada. 

Vuelvo al presente por el sonido del teléfono de casa. Cuando voy a cogerlo cuelgan. Sin darle mucha importancia a la llamada, me meto en la ducha. Al estar debajo del agua cierro los ojos y vuelvo a recordar lo que paso anoche.
Después de un par de horas bailando fui a la barra para pedir una bebida. Mientras esperaba mi bebida alguien me hablo. - Nos volvemos a encontrar. - Me gire para ver quien me hablaba y me encontré con el hombre que había impedido que me cayese al suelo. Mientras esperábamos nuestras respectivas bebidas, incluso cuando la obtuvimos seguíamos hablando. Cuando terminamos nuestros bebidas fuimos a la pista de baile. En todo ese tiempo llevábamos puesto nuestras mascaras. Ni nos presentamos. Simplemente hablábamos, bailábamos y nos besábamos.
Sobre las cinco de la mañana decidimos irnos todos a dormir. Nos despedimos de mis amigas. Él me acompaño a mi casa. Al llegar nos dimos cuenta que aun llevábamos puestas las mascaras, comenzamos a reírnos.
Cerré los ojos y me quite la máscara, los volví a abrir. Enfrente de mi se encontraba la persona que durante años hizo que mi vida fuera la peor. Inconscientemente mis manos van hacia mis brazos, que están tapados por el vestido. - Marta - dice él. Yo me quedo muda y con lágrimas en los ojos entro a casa. 

Mientras estoy tumbada en el sofá con la televisión de fondo, lágrimas comienzan a recorrer mi cara. Esas lágrimas que hace tanto tiempo que no derramo. Esas lágrimas derramadas en las frías noches. Lágrimas que presenciaron como sangre recorría mis brazos. Lágrimas que jure no volver a derramar. Todas esas lágrimas que derrame por un chico que no merecía que llorara por él. Nunca lo odie, la verdad es que lo amaba, pero a veces el amor no correspondido hace tanto daño que te deja marcada. 


¿Continuará? 


Gat Negre

No hay comentarios:

Publicar un comentario