domingo, 17 de julio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 13

Han pasado dos días desde que estamos en la casa de nuestro pelirrojo. Hemos ideado un plan para poder ser libres. Sé que conseguiremos eliminar a nuestros cazadores. Así que después de idear nuestro plan nos vamos. Nos vamos en tres coches. En un coche van Tom y su familia, en otro los dos pares de gemelos y el tercer coche vamos Aurora, P.J y yo. Nuestro plan consiste en nosotros ser los cazadores.

No tardamos en llegar a nuestro destino. Estamos en una montaña. Es el lugar más alto para conectar con el cielo. Mientras estamos aquí, preparamos todo lo que necesitamos. Al final nos quedamos nosotros dos solas, mientras los demás se han escondido. Todo tiene que llegar a su fin. La niña y yo queremos ser felices. Queremos vivir sin tener que preocuparnos que nos sigan. Sé que cuando terminemos con los cazadores, es solo el principio para llegar a nuestra libertad.

Nuestros objetivos no tardan en aparecer. Dos cazadores. Aurora y yo nos cogemos de las manos para desarrollar los dones. Los poderes no tardan en aparecer. Ellos también utilizan su magia. Se escuchan disparos, estos son mis amigos. Solos los hieren, nosotras somos las únicas que los podemos matar con nuestras propias manos.
Aurora no tarda en acabar con su cazador. Juega con él hasta que le clava una daga en el corazón y cogiendo la otra daga le raja el cuello. Mi cazador es el siguiente en caer. Utilizo otras dos dagas, hago lo mismo que ha hecho la niña. Han aparecido más cazadores pero solo se llevan los cuerpos de sus amigos.

Todo ha terminado. Mi prima y yo nos abrazamos. Una luz nos envuelve. Al abrir los ojos nos encontramos con nuestra familia. Todos nos miran sorprendidos.
-  Tu cabello ha crecido – grita la niña mirándome.
La miro y veo que ella ha vuelto a ser como antes. Su cabello ha crecido, incluso está un poco más largo. En sus ojos hay motitas doradas, antes no estaban. Todos nos abrazamos y celebramos que somos libres. Ahora podemos seguir con nuestras vidas.


Todos vamos a la casa del pelirrojo. Allí mientras los hombres preparan una gran cena nosotras nos arreglamos. En el espejo veo mi cambio. Me ha crecido el cabello, también me han aparecido las motitas doradas en mis ojos. Al desnudarme veo que en mi espalda comienza un tatuaje que se expande con enredaderas desde las piernas hasta el cuello. Me quedo sorprendida. Incluso hasta mi cara llegan las enredaderas. Pero son un poco más finas que las demás.  Llamo a la niña para ver si ella también tiene el mismo tatuaje. Se queda sorprendida cuando me ve. Las dos nos quedamos más sorprendidas cuando vemos que ella tiene el mismo. Solo que en su espalda hay alas de ángel blanca como la luna y las enredaderas son como destello de luz. Mi tatuaje es una rosa roja y tengo enredaderas con espinas por todo el cuerpo. Llamamos a las otras chicas pero no ven nada. Solo nosotras somos capaces de verlo. Después de que todas estamos listas nos vamos a donde están los chicos.

-  ¿¡Que os ha pasado!? – grita P.J cuando nos veo.
-  ¿Lo puedes ver? – pregunto.
-  Eso no lo teníais antes – dice.
-  Creemos que significa que hemos terminado con nuestros cazadores – le digo. – Pero solo nosotras podemos verlo.

No decimos nada más. Seguimos cenando. Entre risas me doy cuenta que somos una gran familia y ahora que ya nadie nos sigue podemos hacer lo que queramos. Sonrió feliz. 

viernes, 8 de julio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 12

-  ¿Qué haces aquí? – le pregunto poniéndole el cinturón a Aurora.
-  Tú también necesitas el cinturón – me dice.
-  Q si – le digo poniéndomelo. – Pero responde a mi pregunta.
-  Tom nos lo conto y los uno de los gemelos te vio en las noticias – dice conduciendo más rápido de lo normal.
-  Si llegamos vivos hablaremos todos – le digo.
Llegamos a la casa de mi pelirrojo. Cuando le informo que necesitare otro cambio de imagen y la niña también, me dice que no habrá ningún problema porque Tom y Mireia están llevando todo lo que necesitaremos. Al bajar entramos rápidamente en casa.
Están todos los gemelos y sus respectivas novias, que también son gemelas. Me rio cuando los veo. También esta Tom y Mireia con su hija Lara. Todos nos juntamos en gran abrazo. Los gemelos me presentan a sus prometidas. Aurora juega con Lara, mientras las gemelas, Mireia y yo nos vamos a una habitación para hacer mi cambio. Ellas comienzan a discutir qué hacer con mi cabello. Sin pensármelo cojo unas tijeras y comienzo a cortar mechones. Cuando termino me doy cuenta que mejor quedaría si estuviera rapado, así que me lo rapo. Después me pongo unos pantalones negros, una camiseta, sudadera y una gorra. Decido no maquillarme, solo tapo algunas heridas visibles. Todas se quedan impresionadas cuando me ven. Yo me rio porque a mí también me ha pasado lo mismo cuando me he visto al espejo. Voy a donde están las niñas y hago que Lara vaya con su madre.
-  ¿Quieres hacer un cambio? – le pregunto.
-  No quiero cortarme el cabello – me dice.
-  Cariño primero te ayudare a ducharte mientras te hago una peina súper chulo – le digo – Y después te visto con la ropa que te guste.
Aurora comienza a llorar cuando ve que le comienzo a cortar su cabello. Después de la ducha, le enseño toda la ropa que han traído. Escoge una camiseta, una sudadera de osito. Es marrón y en la capucha lleva dos orejitas de oso. Unos tejanos y unas botas también marrones. Le he cortado el cabello hasta la altura de la barbilla, así que cuando se pone la capucha está bastante graciosa. Cuando nos miramos en el espejo nos reímos.  Al salir de la habitación vamos al salón donde están todos. Nos miran con la boca abierta.
-  Esta es la niña más bonita del mundo – dice mi pelirrojo. – Y yo soy su tío favorito.
La niña corre a sus brazos, los otros se pelean de que ellos son sus tíos favoritos y la niña súper feliz. Lara se enfada, pero cuando su padre la cojo en brazos se le pasa. Somos una gran familia. Las niñas se van a jugar mientras nosotros nos ponemos en marcha con nuestro plan. Les cuento todo lo que me ha pasado desde la última vez que nos vimos.
-  La última vez que vi a mi madre me dijo lo que teníamos que hacer – les digo a todos. – Tengo que dar caza a los que nos siguen y sobre todo no dejar que nuestro apellido muera.


En la casa hay suficientes habitaciones para todos. En una habitación esta Tom con su mujer e hija, cada pareja de gemelos tiene una habitación, el pelirrojo en el sofá porque nos ha dado su habitación para la niña y para mí. Así que por la noche cada uno va a sus respectivas camas. La niña se ha quedado dormido nada más tocar la cama, pero yo no paro de dar vueltas sobre la cama. Así que salgo de la habitación para ir al sofá.
-  P.J – le digo para que se despierte cuando me pongo a su lado.
-  ¿Qué pasa? – dice abriendo los ojos.
-  No puedo dormir – recuerdo cuando iba a su casa para dormir con él.
-  Hace tiempo que no venias a buscarme para dormir juntos – me dice con una sonrisa.
Cada vez que discutía con mis tíos, mis padres en ese momento, me encerraba en mi habitación y como no conseguía dormir me escapaba de casa para ir a la casa de mis vecinos. Vivía P.J con sus padres. Me colaba por la puerta de atrás y subía a su habitación, donde lloraba desconsolada hasta quedarme dormida.
-  ¿Puedo dormir contigo? – pregunto poniéndole morritos.
-  Está bien – me dice levantándose y es cuando me doy cuenta que está en ropa interior. – Pero hay que abrir el sofá.
Abre el sofá cama y nos tumbamos los dos. Yo solo llevo una camiseta y una braguitas, él unos calzoncillos. Me abrazo a él para quedarme dormida. No tardo en hacerlo. A las horas me despierto por el sonido de un llanto. Salgo del sofá con cuidado y voy a la habitación para ver a Aurora. Se está retorciendo en la cama. Cogiéndola en brazos intento calmarla pero no consigo nada. Me asusto, comienzo a llorar. Trato de despertarla pero sigue retorciéndose.
-  Aurora, por favor despiértate – le digo con lagrimas en los ojos.
Al rato entra P.J en la habitación y me quita a la niña. Comienza a cantarle una nana mientras se pasea por toda la habitación. Poco a poco Aurora se va tranquilizando. Con un dedo en la boca sigue durmiendo. La vuelve a tumbar en la cama, después me coge a mí en brazos que aun sigo llorando. Salimos de la habitación.
-  ¿Qué pasa? – me pregunta sentándonos en el sofá.
-  Me he asustado mucho – le digo. – No sé que le ha pasado.
-  Solo ha sido una pesadilla – me dice limpiándome las lagrimas.
Me acuna en sus brazos hasta que me quedo dormida. Siento como nos tumbamos en el sofá y me abraza para que me sienta segura.

Me despierto cuando ya ha amanecido. La casa está en silencio. Todos duermen. Siento una presión detrás de mí. Comienzo a reírme como una histeria. Nunca había pasado esto cuando dormía con él. P.J se despierta por mi risa.
-  He crecido y las cosas cambian – me dice apartándose de mí.
-  Y tanto que has crecido – no puedo parar de reír.
Cuando consigo calmarle le pido perdón por reírme de él. Me dice que esto le suele pasar casi todas las mañanas, más si duerme acompañado. Le pongo morritos.
-  ¿No es por mí? – pregunto poniéndole ojitos.
-  Sueeeee – dice con frustración.
Salgo de la cama un poco enfadada. La verdad es que siempre le había querido más que un amigo pero él solo me quiere como una hermana, es algo que nunca puedo olvidar. Es cierto que bese a James, que me parecía muy guapo y también es verdad que creí que sentía algo por él. Pensaba que esos sentimientos eran con respondidos, aún más cuando nos hicimos amigos. Pero después de la traición no se qué pensar de él, comencé a dudar pero cuando vi a P.J todas mis dudas se marcharon para darme cuenta que el sentimiento que sentía por mi pelirrojo nunca se había ido.
Nada más llegar a la habitación despierto a Aurora. Lleno la bañera de la habitación. Nos metemos las dos juntas. Aun sigue un poco enfadada por el corte de su cabello, pero le animo cuando le digo que ella puede escoger la ropa que llevare hoy. Nada más terminar de ducharse sale corriendo. 

La niña escoge unos tejanos rotos, un top rojo y unas botas negras. A ella le pongo un vestido, pero ella quiere ponerse la sudadera de oso. Así que le quito el vestido y lo cambio por unos pantalones, camiseta y la sudadera.
Salimos a desayunar, todos están sentados en la mesa. La verdad es que yo no tengo mucha hambre así que me preocupo más porque la niña coma mientras yo juego con el mío. Al terminar llevo a las niñas a jugar fuera. Me siento mientras las veo jugar.
-  Toma – dice P.J sentándose a mi lado.
-  Ya he desayunado – le digo sin coger el vaso de leche.
-  No es verdad – me dice.
Para no discutir más con él cojo el vaso y me lo bebo de golpe. Nada más terminar de beber me comienzo a encontrar mal.
-  P.J – digo poniendo mis manos en mi barriga.
-  ¿Qué pasa? – me pregunta mirándome preocupado.
-  ¿La leche era sin lactosa? – pregunto.
-  No, era leche normal – me dice.
Me levanto de golpe y entro corriendo a casa. Me tapo la boca con una mano. Nada más encerrarme en el baño comienzo a vomitar. Después de varios minutos ya no expulso nada. Hace un par de años que mi cuerpo no tolera ningún tipo de leche, si no es leche sin lactosa.

Al salir me encuentro con mi pelirrojo y la niña mirando con preocupación. Antes de salir me he lavado la boca. Así que cojo a la niña y le tranquilizo. Incluso le juro que estoy bien. Se va a jugar y yo me quedo con P.J, le cuento lo que me ha pasado. Me pide disculpas. Vamos fuera para que me dé un poco de aire. Pasamos la mañana mirando cómo llega el invierno. 

viernes, 1 de julio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 11

Los cazadores no tienen alma. Nuestros captores utilizan la magia y el engaño. Todos son hombres. No hay ninguna mujer. Igual sucede con Kyvattarius, solo hay mujeres y ningún hombre. Por cada Kyvattarius hay un cazador. Solo nosotras mismas podemos destruirlos, igual que ellos tienen el poder de quitarnos todo.
Cada mujer Kyvattarius tiene un don diferente. Pero si se juntar varias mujeres los dones se fusionan y hacen que los poderes se hagan más poderosos. El poder de Aurora es el de crear ilusiones. De hacerles ver cosas que ella quiere que visualicen. Pero todo don tiene una inconveniente. A la niña le duele mucho la cabeza si utiliza durante mucho tiempo su poder. Tiene que aprender a controlar las desventajas. Mi inconveniente es que puedo hacer que las ilusiones de Aurora se hagan realidad y dejarnos desprotegidas. La verdad es que no sé qué hay de bueno en mi don, así que tengo que aprender mucho.


Me despierto en una habitación blanca. No tardo en darme cuenta que estoy en un hospital. Tampoco pasa desapercibido que estoy esposada a la cama. Cierro los ojos frustrada pero tengo que reaccionar rápidamente. En mi cabeza visualizo los ojos de Aurora, la busco. No la encuentro. Lo sigo intentando, pero no consigo nada. Me pongo nerviosa. Lo intento una vez más y esta si lo consigo.
  -  ­ ¿Dónde estás cariño? – le pregunto.
  -  En un hospital – me dice. – Sue estoy con James.
  -  No te preocupes – trato de estar tranquila. – Iré a buscarte y nos iremos juntas.
Me despido de mi prima, asegurándome de que está bien. Tengo que ir a buscarla pero primero me tengo que liberar yo. Miro fijamente en la esposa y pienso en como abrirla. Pienso en mi madre.
  -  Hola hija – dice mi madre pero ahora esta transparente, ya casi no la veo.
  -  ¿Qué te pasa? – pregunto preocupada.
  -  Mi tiempo en este se está terminando – me dice. – Nos tenemos que ir.
  -  No quiero que os vayáis – le digo con lagrimas en los ojos.
  -  Si nos quedamos más tiempo me cazaran – me dice mi madre. – Hasta que no volvemos a nuestro mundo hay posibilidades de que nos capturen.
  -  Prometedme que estaréis bien – le digo y ella asiente. – ¿Me puedes ayudar a ir con Aurora?
Me hace cerrar los ojos. No puedo abrirlos hasta que ellos me lo digan. Cuando mi madre ha aceptado ayudarme han aparecido mi hermano y mi padre, tiene el mismo aspecto que ella. Mis ojos se llenan de lágrimas. Antes de comenzar me dan varios consejos que me ayudaran en mi aventura. Tengo una misión, destruir a nuestros cazadores para ser libres. Nos despedimos y con lágrimas en los ojos cierro los ojos. No siento nada. Todo está en silencio. Un susurro en mi oído me obliga a abrir los ojos. Estoy en el suelo de otra habitación del hospital. Me levanto y lo primero que veo es a James.
  -  Aurora – digo acercándome a la cama.
La niña me mira con la boca abierta. Sin pensarlo dos veces la abrazo y cuando consigo separarme de ella, porque mi prima no me quiere soltar, compruebo de que este bien.
Me doy cuenta que al lado de James esta la mochila de la niña. Le han puesto su pijama favorito a la niña y esta con su peluche en la mano. Abro la mochila y me pongo una camiseta. El problema llega cuando ninguna de las dos tenemos zapatos. Al no tener chaqueta. Le quito la parte de arriba del pijama a la niña y le pongo una camiseta suya que abriga bastante y después otra vez la prenda que le he quitado. Así que no pasara mucho frio. Cojo la mochila y la niña en brazos. La tapo con una manta que le ha dado el hospital. Como antes estaba con una bata de hospital. Me he enrollado la sabana como si fuera una falda larga y así no se ve que no llevo ni pantalones ni zapatos. Tengo que conseguir ropa. Veo como una chica más o menos de mi edad entra en una habitación con una bolsa de viaje. Poco después sale. Entro en la habitación con la niña. Para mi suerte tenemos la misma talla. Le cojo unos pantalones y unas bambas. Por lo visto a la chica le gusta la moda. Sin perder más tiempo me voy.


Aurora se está agobiando mucho tapada con la manta. Las personas nos miran, pero por nuestras pintas pensaran que somos indigentes. No me importa. Solo tengo algo en mente. No puedo de sepárame de la niña porque aunque le deje en un lugar seguro ellos la encontraran. De repente un coche se detiene delante de nosotras, delante de nosotras esta el temible. Sin pensarlo dos veces subimos al coche y nos vamos.