Los cazadores no tienen alma.
Nuestros captores utilizan la magia y el engaño. Todos son hombres. No hay
ninguna mujer. Igual sucede con Kyvattarius, solo hay mujeres y ningún
hombre. Por cada Kyvattarius hay un cazador. Solo nosotras mismas podemos
destruirlos, igual que ellos tienen el poder de quitarnos todo.
Cada
mujer Kyvattarius tiene un don diferente. Pero si se juntar varias mujeres los
dones se fusionan y hacen que los poderes se hagan más poderosos. El poder de
Aurora es el de crear ilusiones. De hacerles ver cosas que ella quiere que
visualicen. Pero todo don tiene una inconveniente. A la niña le duele mucho la
cabeza si utiliza durante mucho tiempo su poder. Tiene que aprender a controlar
las desventajas. Mi inconveniente es que puedo hacer que las ilusiones de
Aurora se hagan realidad y dejarnos desprotegidas. La verdad es que no sé qué
hay de bueno en mi don, así que tengo que aprender mucho.
Me despierto en una habitación blanca. No tardo en
darme cuenta que estoy en un hospital. Tampoco pasa desapercibido que estoy
esposada a la cama. Cierro los ojos frustrada pero tengo que reaccionar
rápidamente. En mi cabeza visualizo los ojos de Aurora, la busco. No la
encuentro. Lo sigo intentando, pero no consigo nada. Me pongo nerviosa. Lo
intento una vez más y esta si lo consigo.
- ¿Dónde estás cariño? – le pregunto.
- En un hospital – me dice. – Sue estoy con James.
- No te preocupes – trato de estar tranquila. – Iré a buscarte y nos iremos
juntas.
Me despido
de mi prima, asegurándome de que está bien. Tengo que ir a buscarla pero
primero me tengo que liberar yo. Miro fijamente en la esposa y pienso en como
abrirla. Pienso en mi madre.
- Hola hija – dice mi madre pero
ahora esta transparente, ya casi no la veo.
- ¿Qué te pasa? – pregunto preocupada.
- Mi tiempo en este se está
terminando – me dice. – Nos tenemos que ir.
- No quiero que os vayáis – le digo con lagrimas en los ojos.
- Si nos quedamos más tiempo me
cazaran – me dice mi madre. – Hasta que no volvemos a nuestro mundo hay
posibilidades de que nos capturen.
- Prometedme que estaréis bien – le digo y ella asiente. – ¿Me puedes ayudar
a ir con Aurora?
Me hace
cerrar los ojos. No puedo abrirlos hasta que ellos me lo digan. Cuando mi madre
ha aceptado ayudarme han aparecido mi hermano y mi padre, tiene el mismo
aspecto que ella. Mis ojos se llenan de lágrimas. Antes de comenzar me dan
varios consejos que me ayudaran en mi aventura. Tengo una misión, destruir a
nuestros cazadores para ser libres. Nos despedimos y con lágrimas en los ojos
cierro los ojos. No siento nada. Todo está en silencio. Un susurro en mi oído
me obliga a abrir los ojos. Estoy en el suelo de otra habitación del hospital.
Me levanto y lo primero que veo es a James.
- Aurora – digo acercándome a la cama.
La niña
me mira con la boca abierta. Sin pensarlo dos veces la abrazo y cuando consigo
separarme de ella, porque mi prima no me quiere soltar, compruebo de que este bien.
Me doy
cuenta que al lado de James esta la mochila de la niña. Le han puesto su pijama
favorito a la niña y esta con su peluche en la mano. Abro la mochila y me pongo
una camiseta. El problema llega cuando ninguna de las dos tenemos zapatos. Al
no tener chaqueta. Le quito la parte de arriba del pijama a la niña y le pongo
una camiseta suya que abriga bastante y después otra vez la prenda que le he
quitado. Así que no pasara mucho frio. Cojo la mochila y la niña en brazos. La
tapo con una manta que le ha dado el hospital. Como antes estaba con una bata
de hospital. Me he enrollado la sabana como si fuera una falda larga y así no
se ve que no llevo ni pantalones ni zapatos. Tengo que conseguir ropa. Veo como
una chica más o menos de mi edad entra en una habitación con una bolsa de
viaje. Poco después sale. Entro en la habitación con la niña. Para mi suerte
tenemos la misma talla. Le cojo unos pantalones y unas bambas. Por lo visto a
la chica le gusta la moda. Sin perder más tiempo me voy.
Aurora
se está agobiando mucho tapada con la manta. Las personas nos miran, pero por nuestras
pintas pensaran que somos indigentes. No me importa. Solo tengo algo en mente.
No puedo de sepárame de la niña porque aunque le deje en un lugar seguro ellos
la encontraran. De repente un coche se detiene delante de nosotras, delante de
nosotras esta el temible. Sin pensarlo dos veces subimos al coche y nos vamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario